Baeza celebra la Romería de la Yedra: raíces, costumbres y devoción popular

La ciudad de Baeza, Patrimonio de la Humanidad y guardiana de siglos de historia, vuelve a impregnarse del ambiente de tradición que nos regala cada año la Romería de la Yedra, una de las fiestas más queridas y con mayor arraigo popular en la localidad baezana. 

Más allá de ser un simple evento festivo, la romería es un reflejo de identidad colectiva, de devoción a la Virgen del Rosel  y de la profunda conexión que baezanos y baezanas tienen con su tierra.

Una tradición con siglos de historia

La devoción a la Virgen del Rosel se remonta a generaciones pasadas y se ha ido transmitiendo de padres a hijos como parte inseparable del sentir de Baeza. Cada septiembre, baezanos y baezanas acuden al Santuario de la Yedra, donde vibran el fervor religioso y el orgullo cultural. 

Esta celebración es, para muchos, una cita imposible de pasar por alto. La romería reúne en la pequeña pedanía baezana no solo a gran parte de los vecinos de la ciudad, sino también a personas que llegan desde municipios cercanos atraídos por la Virgen del Rosel, una imagen que despierta profunda devoción en la comarca.

El camino hacia la ermita

El corazón de esta romería es la peregrinación hasta el Santuario de la Yedra, ubicado a unos kilómetros de la ciudad de Baeza. Allí, entre olivares y dehesas, los vecinos acompañan a la Virgen creando un colorido cortejo que impregna de alegría el camino.  Durante el trayecto no falta música, cantos y flores, convirtiéndolo en una experiencia llena de emoción y sentimiento. En cuanto a gastronomía, no faltan ni el ponche (vino tinto o blanco, gaseosa o refresco de limón, melocotones, limón, azúcar y canela) ni los ochíos.

Festividad y devoción en convivencia

La Romería de la Yedra no es solo un acto religioso, sino también una fiesta donde la comunidad se reencuentra. Familias enteras se reúnen en casetas y carretas, compartiendo gastronomía típica, vino y anécdotas que arraigan aún más el sentimiento de pertenencia. 

Los colores de los trajes de flamenca, el ritmo de las guitarras y las palmas se mezclan con la solemnidad de los rezos, en una convivencia donde la espiritualidad y la alegría festiva van de la mano.

Baeza demuestra así que sus raíces no son algo del pasado, sino un legado vivo que se celebra y se transmite. La Romería de la Yedra reafirma cada año la identidad de un pueblo que sigue venerando a su Virgen con devoción y alegría.