Descubre la leyenda de la Cruz de la «Asomá»

En las afueras de Baeza, camino a Begíjar, se puede ver un pequeño monumento que guarda una de las historias más sorprendentes del pasado de la ciudad: la Cruz de la Asomá. No es un simple símbolo religioso, sino el recuerdo de un episodio que mezcla ingenio, valor y algo de misterio.
La leyenda nos transporta a la época de Alfonso VII, cuando Baeza se encontraba sitiada por tropas musulmanas. El asedio había durado meses y la situación era crítica: el hambre y la sed castigaban a la población, y muchos habían intentado escapar a riesgo de sus vidas.
Con apenas una decena de habitantes dispuestos a resistir, la ciudad parecía condenada. Sin embargo, antes de huir, estos hombres y mujeres idearon un plan para confundir al enemigo: colocaron las herraduras de sus caballos al revés. De este modo, al marcharse, las huellas parecían indicar que los caballos entraban en la ciudad, no que huían de ella.
El engaño funcionó. Los atacantes, creyendo que habían llegado refuerzos, decidieron no avanzar. Aquellos pocos baezanos consiguieron escapar sin ser vistos.
Una vez que estaban a salvo, descansaron en un cerro cerca de la ciudad. Desde allí, mirando hacia Baeza, su ciudad que habían dejado atrás. Fueron testigos de algo insólito: una cruz luminosa brillaba en la lejanía. Para ellos fue una señal, un mensaje que no podían ignorar.
Animados por este hecho, regresaron a Baeza durante la noche. Esta vez, volvieron a colocar las herraduras en su posición normal, dejando un rastro claro de entrada. Los sitiadores, de nuevo engañados, pensaron que llegaban más refuerzos y retrasaron su ataque.
Gracias a esta maniobra y al tiempo ganado, la ciudad resistió hasta que llegaron las tropas de Alfonso VII para liberar el asedio.
De esta forma, la Cruz de la Asomá sigue en pie como un homenaje a la astucia y el coraje de aquellos que, contra toda esperanza, lograron salvar su ciudad. Es un lugar que recuerda que Baeza no solo tiene un patrimonio monumental impresionante, sino también un legado de resistencia y determinación.
Hoy, quienes visitan este rincón pueden imaginarse aquel momento crucial, cuando la luz de una cruz se convirtió en la chispa que devolvió la esperanza a toda una ciudad.